Cedel UC colabora con la Red de Defensa del Mallolhafkenh en la reforestación de la ribera del lago Villarrica

Antes de comenzar, el equipo y las distintas personas convocadas a la actividad

se reúnen para revisar la planificación de la reforestación. 

 

Bajo uno de los primeros soles primaverales de la temporada, la actividad significó la reforestación de un humedal urbano a través de la plantación de más de cien árboles nativos. 

Más de cien árboles nativos fueron plantados en el embarcadero El Lanchón en la ribera del lago Villarrica, una actividad de reforestación de este humedal urbano que fue impulsada por la Red de Defensa del Mallolhafkenh y la Coorporación de Amigos de Villarrica, y apoyada por el Centro UC de Desarrollo Local, la Municipalidad de Villarrica y CONAF.

Durante la actividad se plantaron quillayes, pelus, maitenes y pitaos, entre otras especies donadas por CONAF, en un esfuerzo que se plantea a largo plazo, donde la planificación y mantención del espacio se vuelve fundamental en la recuperación de la biodiversidad ribereña.
 

Un trabajo colaborativo

La actividad convocó a distintas organizaciones e instituciones locales, incluyendo la acción de gobiernos locales y regionales, así como de organizaciones de la sociedad civil, un trabajo colaborativo que, para el director del Centro UC de Desarrollo Local, Gonzalo Salazar, “es fundamental para atender desafíos complejos, como es la restauración del borde lacustre, sus humedales y su encuentro con la ciudad”.

“Esta actividad que nos ha reunido es ilustrativa del poder de agencia y creatividad que surge cuando distintos actores del territorio confluyen colaborativamente en torno a un desafío común y que aporta a la sustentabilidad del territorio”, agregó.

Fue con este espíritu de un trabajo colaborativo que la investigadora del Cedel UC, Isabel Rojas, y la encargada de la Huerta Agroecológica El Boldo, Claudia Ríos, se involucraron con la Red de Defensa del Mallolhafkenh, que hace referencia al nombre del lago Villarrica en mapuzungun, en representación del Centro UC de Desarrollo Local, gestando la planificación de esta reforestación.

 

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El trabajo consistió en la construcción de núcleos donde se plantaron distintas especies en conjunto,

con el fin de generar una simbiosis que les permita desarrollarse con fuerza.

 

Un compromiso a largo plazo

“Desarrollamos un compromiso”, explica Claudia Ríos, “es necesario establecer un trabajo en el largo plazo, para que no sea plantar árboles hoy día y mañana tener que reemplazarlos”.

Es por ello por lo que la colaboración estuvo enfocada, principalmente, en identificar cuáles eran las mejores maneras de ejecutar esta acción.

“Lo primero fue saber qué especies nos iban a donar”, explica Isabel Rojas, “teníamos el desafío de hacer un diseño que no solo pensara en lo ecológico, es decir cómo representar algunos elementos de un bosque nativo, sino que también que fuese acorde al uso y la importancia cultural que tiene este espacio para la recreación”.

 

Recuperación biológica y cultural

Según indica la académica, en la zona convive una comunidad que desarrolla distintas actividades: los boteros que dan paseos turísticos, las personas que hacen uso del espacio para su recreación y esparcimiento o los estudiantes del Duoc UC que realizan actividades deportivas en el lago, por mencionar algunas.

Es por ello, que la recuperación de este espacio no pasa solo por la restauración de la biodiversidad, si no que también por la restauración de un espacio cultural que, hoy por hoy, se encuentra disponible y abierto a toda la comunidad.

“A pesar de esta importancia ecológica y cultural que tiene, este lugar está bastante degradado en el sentido de que ha perdido mucho de su biodiversidad, y esto por una serie de motivos”.

 

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La actividad contó con la colaboración de socios claves para la actividad,

como la CONAF y la Municipalidad de Villarrica. 

 

Estos serían los proyectos de desarrollo urbano que se han visto en la zona y que hoy plantean una amenaza para el humedal. “Para eso estamos empezando a armar una mesa de trabajo, que obviamente va a tener que incorporar otros actores, como la Dirección de Obras del Municipio”, señala Isabel.

Es por ello que este tipo de acciones plantean un proyecto que incluso se piensa para cien años más y que deja un antecedente importante en el cuidado y protección de este humedal.  

“Definir que existan zonas como lo que ya se hizo en la costanera, que tiene más cemento”, propone Claudia, “pero que también existan otras zonas donde realmente el foco sea la restauración ecológica, la protección de las aves que nidifican, de los coipos, entre otros”.

 

Un laboratorio ecológico

Con esto en mente, la plantación de las especies se realizó de dos maneras: primero, a través de núcleos de seis árboles donde se apuntó a la cooperación que se podía dar entre las especies, pero también a través de plantaciones individuales que ponen a prueba las distintas características del suelo.

“Lo que hicimos fue probar los distintos gradientes ecológicos que existen en ese lugar”, explica Isabel, “tanto de la disponibilidad hídrica que hay, dependiendo de la proximidad al lago, como de la posición del sol, por ejemplo”.

 

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Entre las especies plantadas, habían maitenes,

quillayes, pelus, canelos y avellanos, entre otros.

 

Un desafío en curso

Aún tenemos el gran desafío de ir gestando un plan estratégico de restauración, accesibilidad y uso del del lago Mallolhafkenh de forma más sustentable”, señala el director del Centro UC de Desarrollo Local, Gonzalo Salazar, “y como universidad nos sentimos muy comprometidos con el actuar en esa línea, liderando y participando en diversos proyectos e iniciativas junto a otros actores de la zona”. 

Tal como indica la investigadora Isabel Rojas, esta acción hereda el legado de acciones anteriores realizadas por otras organizaciones, lo que nos comanda hacia una instancia de colaboración robusta y que se plantee como una plataforma de cuidado y protección del lago.

“Entonces ahora seguimos trabajando en esto”, explica, “estamos viendo la posibilidad de firmar un compromiso entre todos los actores, la Municipalidad, la Red, la Corporación de Amigos de Villarrica, la Universidad Católica a través del Cedel UC, y otros actores enfocados en cuidar la reforestación”.

De esta manera, el Mallolhafkenh es hoy un lago que exige su preservación, acción que se vuelve fundamental no solo para el desarrollo de las y los villarricenses, sino que también para la fauna y la flora que convive en la zona.

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La colaboración de los distintos organismos fue clave, quienes asistieron

al lugar con la misma misión: preparar la tierra con palas, asadones y rastrillos

para lograr un espacio idóneo para la plantación de las especies. 

 

 

© Fotografías de Cristóbal Saavedra