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Un análisis efectuado por el investigador CAPES y Cedel UC, José Tomás Ibarra, en conjunto con investigadores e investigadoras del Centro CERES, y de las universidades Católica de Chile y Católica de Valparaíso, buscó determinar el potencial de una nueva constitución con enfoques sociales y ecológicos, en el marco del actual proceso constituyente que vive nuestro país.

En el paperpublicado en la revista Sustainability, los autores analizan en profundidad una serie de conflictos socioambientales presentes hoy en Chile asociados a actividades industriales, tales como la agricultura intensiva, la silvicultura, la minería, la pesca y acuicultura, y la industria energética, además de fenómenos como la parcelación de los suelos y la contaminación urbana.

En opinión de los investigadores, estos conflictos —que hablan de desigualdad en el acceso al agua, la degradación de los suelos, la contaminación por metales, la sobreexplotación de recursos y el desplazamiento de comunidades rurales e indígenas— están estrechamente vinculados a la normativa constitucional vigente, “siendo una de las principales razones”, acotan, “la transferencia de derechos de propiedad sobre tierras y aguas sin consideración por el bien común”.

A través de un articulado que consagra “la libre apropiación de bienes comunes como un principio general constitucional”, señalan que la actual Constitución, generada en dictadura, privilegia el derecho a la propiedad privada por sobre la protección de los recursos naturales como una regla general de nuestro sistema legal, llevando a la abismal inequidad territorial existente en el acceso de las personas a estos recursos y su derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.

“Un escenario de injusticia ambiental ocurre cuando ciudadanos y ciudadanas sienten vulnerabilidad en su salud y sus vidas debido a su situación socioeconómica, en particular por el territorio donde viven”, explica Ibarra.

“Nuestro análisis de conflictos socioambientales en Chile muestra múltiples casos sobre cómo personas y comunidades tienen derecho a una protección desigual por parte de regulaciones ambientales y de salud pública, sólo por el hecho de nacer o vivir en determinados territorios a lo largo del país”, afirma. Esta heterogeneidad de conflictos y las diversas industrias a las que involucra, sugiere que los conflictos medioambientales responden a un problema sistémico, más que a problemas particulares para cada zona.

 

 

Medio Ambiente: una demanda generalizada

Esta desigualdad, de hecho, es refrendada por el sentir ciudadano. A través de una encuesta realizada a 800 personas mayores de 18 años entre abril y mayo de 2021, la investigación determinó que estos conflictos resultan un catalizador al momento de definir una preferencia política, por ejemplo, al elegir a candidatos a la Convención Constitucional.

“La preocupación por el medio ambiente no es un fenómeno reciente entre los chilenos”, comenta el investigador del Centro de Acción Climática de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y también autor del estudio, Marcelo Mena. “Esta pregunta llevan haciéndola por más de 10 años instituciones como IPSOS, CADEM, o el Instituto de Sociología UC. Todas las veces que ha habido encuestas nacionales de Medio Ambiente, las respuestas han sido consistentes. Hay una preocupación ambiental permanente que se ha dado, y nuestra teoría es que gran parte de esta valoración tiene que ver con un cuestionamiento a un modelo que trae beneficios para unos en desmedro de otros”.

La teoría se revela, también, a partir de la composición de la misma Convención. Y es que 105 de los 155 constituyentes elegidos presentaron en sus propuestas, durante el período de campaña, al menos tres principios medioambientales.

A este factor se suman otros tres elementos que, en palabras de Tomás Ibarra, harían del actual proceso constituyente “un escenario único para una constitución ecológica”.

“Según nuestro análisis un 79% de la ciudadanía apoya una nueva Constitución Ecológica, por lo tanto, existe un apoyo amplio de las chilenas y chilenos. Además, existe un apoyo transversal de los constituyentes para que la nueva carta magna sea una constitución basada en derechos, entre los que los Derechos de la Naturaleza aparecen genuina y recurrentemente, y, por último, las comisiones de trabajo de la convención, al menos la de medio ambiente y la de sistemas de conocimiento, han integrado múltiples insumos de carácter socioecológico desde la ciudadanía (como audiencias públicas y cabildos)”.

 

Una Constitución ecológica

Como aporte a la discusión, el documento sugiere considerar la confección de una Constitución con una perspectiva ecológica —más allá de una perspectiva medioambiental— con el fin de considerar no solo las problemáticas que afectan a nuestros recursos naturales, sino que también los impactos sociales derivados de estos aspectos.

Para ello, los autores proponen la inclusión de derechos territoriales en la nueva Carta Magna, “como un principio crucial para alcanzar justicia socioambiental en Chile”. “Estos derechos”, declaran, “debieran entenderse como un reconocimiento a la heterogeneidad de los ecosistemas y herencias culturales existentes en Chile, así como una oportunidad para generar jurisdicción local para temáticas socioambientales de acuerdo sus respectivos contextos territoriales”.

Al hablar de “derechos territoriales”, en contraste con los “derechos de propiedad”, los investigadores se refieren al derecho a crear leyes concernientes a la propiedad de los bienes raíces, poniendo atención a las preocupaciones ambientales y los derechos sobre los recursos e institucionalizando un principio de sustentabilidad en el ordenamiento legal. “Abogamos por una perspectiva de largo plazo en la nueva Constitución, bajo la cual el desarrollo económico no se produce a expensas de los ecosistemas, sino que reconozca su dependencia hacia éstos”, señala el documento.

Por último, los autores sugieren el establecimiento de estos derechos mediante una planificación territorial basada en los límites naturales de nuestras cuencas hidrográficas, las que, según un reporte nacional elaborado en 2014, ascienden a 129 a lo largo del territorio.

En el trabajo, éstos proponen un ordenamiento que agrupa estas cuencas según los ecosistemas donde intervienen, generando, así, áreas que podrían ser gestionadas de forma similar. En el paper, los investigadores presentan 7 potenciales ecorregiones (Altiplano andino; Desierto de Atacama; Bosque matorral y esclerófilo; Bosque valdiviano; Estepa andina; Bosque sub-antártico, y Campos de hielo patagónicos), concentradas en 5 macrozonas: macrozona Norte, Norte-Centro, Central, Centro-Sur y Sur Austral.

“Imaginamos que la planificación territorial ayudaría a conseguir un desarrollo socioeconómico equilibrado de las distintas regiones del país, el manejo responsable de los recursos naturales, justicia ambiental y una mejora en el bienestar de sus habitantes”, concluyen.

«Social-Environmental Conflicts in Chile: Is There Any Potential for an Ecological Constitution?» también contó con la participación de los investigadores Maite Berasaluce y Pablo Díaz (autores principales), de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV); Paulina Rodríguez, del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Juan Luis Celis y Pedro Mondaca, también de la PUCV.

 

La comisión de Medio Ambiente de la Convención Constitucional durante una visita a Coronel (© El Keltehue).

 

Texto: Comunicaciones Cedel UC y CAPES
Créditos imágenes: El Mostrador / El Keltehue

Un análisis que estudió las relaciones humano-animal en paisajes agrícolas caracterizó los principales factores que movilizan la eliminación de estas especies.

Con una encuesta aplicada a 233 personas de paisajes agrícolas de La Araucanía, el investigador del Centro UC de Desarrollo Local y académico del Campus Villarrica, Dr. Nicolás Gálvez, lideró una investigación que contó con la colaboración de la Universidad de Kent y la Universidad de Bangor, ambas de Reino Unido, donde se buscó caracterizar las problemáticas que se dan en las relaciones humano-animal en paisajes rurales, específicamente en desmenuzar las razones de por qué las personas matan a depredadores nativos y domésticos.

De esta manera, los resultados principales publicados en el la revista Frontiers in Conservation Science en el artículo denominado “Drivers of Predator Killing by Rural Residents and Recommendations for Fostering Coexistence in Agricultural Landscapes”, muestran que las especies más visibles como zorros, aves rapaces diurnas y perros domésticos son eliminadas en mayor proporción en estos paisajes, mientras que aquellas especies más difíciles de observar, como la güiña, el chingue o el puma, presentaron una menor proporción.

 

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Protegidos por la ley

La eliminación de un animal pasa a ser la interacción más negativa en el ámbito de la relación humano-animal y por ende tiene implicancias importantes en la coexistencia con fauna silvestre. Es por ello por lo que el estudio se enfocó en depredadores nativos como mamíferos carnívoros tales como Puma, Quique, Chingue, Güiña (este último el felino más pequeño de las américas y listado como Vulnerable en la IUCN Red List desde 1996), Zorro culpeo y chilla y también aves rapaces diurnas. 

Todas estas especies se encuentran protegidas por la Ley de Caza, debido a la importancia de los  roles que juegan dentro de los ecosistemas. Con esto nos referimos a la dispersión de semillas o control de plagas, entre otros. 

Además,  pueden ser abundantes en paisajes agrícolas y frecuentemente son depredadores de ganado doméstico, como ovejas y gallinas. Es por ello que el estudio también incluyó, como medida comparativa, las percepciones sobre especies consideradas plaga cuya caza está permitida, tales como conejos, liebres y jabalíes, además de incluir a perros domésticos debido su impacto sobre la pequeña ganadería. 

También, se definieron cinco dimensiones para evaluar qué factores inciden en matar a alguna de estas especies: factores sociodemográficos y economía del hogar, las pérdidas de ganado doméstico reportadas por entrevistados, la frecuencia de encuentros con depredadores reportada, el conocimiento sobre el estado de protección legal y la tolerancia hacia la depredación de ganado.  

 

Encuesta anónimas

Dado que matar a un animal puede ser algo delicado e ilegal, la investigación ocupó una técnica de muestreo que permite completa anonimidad y seguridad en las respuestas.  Esta técnica, llamada Random Response Technique (RRT) en inglés, ocupa un elemento que introduce aleatoriedad en las respuestas y, en base a probabilidades, permite estimar la proporción de personas que han incurrido en el comportamiento estudiado.  Adicionalmente se pudo evaluar qué factores inciden en las respuestas de las personas entrevistadas. 

Así, los principales depredadores de ovejas fueron pumas y perros domésticos. En cambio, en cuanto a gallinas, 3 de cada 4 encuestados señalaron haber sufrido la depredación de aves rapaces diurnas con mayor cantidad por año, seguidos por zorros (50%) y guiñas (16%). Por otra parte, en términos de tolerancia a la depredación, las especies que se toleran menos fueron perros domésticos, aves rapaces diurnas y güiñas. 

 

La necesidad de medidas concretas

El Dr. Nicolás Gálvez, primer autor y co-director del laboratorio de ecología de vida silvestre y coexistencia en la UC Campus Villarrica e investigador del Centro UC de Desarrollo Local, comenta que “este estudio es el primero en estimar los niveles de eliminación de depredadores nativos en espacios rurales ocupando técnicas que permiten total anonimato y por ende puede ser usado para evaluar intervenciones asociadas a nuestras recomendaciones y que apunten a disminuir estos eventos”. 

“Es de suma urgencia que las dinámicas de perros de movimiento libre sean abordadas de manera efectiva en los espacios rurales ya que fue una de las principales demandas durante las entrevistas”, señaló.

Por su parte, la co-autora y profesora del Instituto de Ecología y Conservación (DICE) de la escuela de Antropología y Conservación de la Universidad de Kent, en Reino Unido, Dra. Zoe David, señaló que “nuestro trabajo resalta la necesidad de conservacionistas de entender los impactos económicos, físicos y psicológicos que pueden tener los predadores en las personas.  Una vez que este conocimiento es levantado, se pueden desarrollar intervenciones basadas en evidencia que pueden ayudar de manera genuina a los depredadores y las personas a coexistir en un mismo paisaje”.

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Resultados y recomendaciones

Revisa a continuación los principales resultados de esta investigación: 

  • Un 10% de encuestados dice haber eliminado a un gato Güiña, en cambio más del 40% dice haber eliminado a alguna de las aves rapaces nocturnas incluidas.  Para ambas especies, su eliminación se asocia cuando las personas reportan una mayor frecuencia de encuentros con las mismas.  Adicionalmente, existe una baja tolerancia a la depredación de gallinas por parte de aves rapaces diurnas lo que también incidió como factor en su eliminación por parte de encuestados. 
  • Entre un  30-40% de los encuestados dijeron haber eliminado al menos un perro doméstico.  Matar perros domésticos estaría explicado por el daño económico percibido por parte de encuestados y expresado en el número de ovejas muertas al año por este carnívoro doméstico. Adicionalmente,  existe una  baja tolerancia hacia la depredación de ovejas por parte de este carnívoro doméstico lo que también incide en una mayor probabilidad eliminación (Ej. Sobre el 60% eliminaría a un perro si éste matara sólo 2 ovejas, en comparación con un 11% de personas que matarían un Puma si éste matara las mismas 2 ovejas).    
  • Finalmente, un 35% de las personas dice haber eliminado alguna de las especies de Zorro (i.e. culpeo o chilla) lo que se  asociada a personas que en mayor grado dependen económicamente de las actividades agrícolas realizadas en su propiedad.

En resumen, los investigadores plantean lo siguiente:

  • Para ninguna de las especies un entendimiento correcto de las leyes que las protegen fue un factor que incidiera su eliminación.  Es decir, las leyes  no son suficiente para disuadir matar a un animal y por ende determina la necesidad de ocupar  estrategias complementarias.
  • Se recomienda orientar esfuerzos para mejorar el manejo de ganado doméstico y el uso de elementos disuasorios, tanto en relación a ovejas como gallinas, para reducir potenciales encuentros que puedan terminar en muerte de las especies nativas. 
  • Las motivaciones para eliminar depredadores no es económica salvo para perros domésticos.  En su mayoría se explica por el grado de tolerancia o frecuencia de encuentros con depredadores nativos.  Por ende es de suma importancia realizar campañas efectivas de marketing social para mejorar las percepciones y tolerancia sobre las especies que puedan influir  en una respuesta más positiva frente a los encuentros con estas especies. 
  • En este sentido también es importante campañas que reduzcan el movimiento libre de perros domésticos en estos paisajes y abordar la reticencia de dueños de perros en restringir este movimiento.  Los altos niveles de encuestados que han eliminado perros asociado a la perdida de ganado doméstico y la baja tolerancia nos indica que es urgente abordarlo tanto por el bienestar de los perros domésticos, como para la fauna silvestre y el ganado doméstico. También es un llamado a las autoridades a abordar esta temática de manera urgente ya que está afectando de manera importante a las comunidades rurales.

 

Conclusiones del estudio

Los investigadores aseguran que la identificación de factores relevantes en la muerte de animales de interés para la conservación tales como depredadores nativos, ofrece la posibilidad de realizar intervenciones más enfocadas como mejorar cierres para aves de corral para el caso del gato güiña y aves rapaces diurnas. A esto se suma el uso de elementos disuasorios para reducir posibilidades de encuentro,  y también el uso de marketing social que permita mejorar el resultado cuando los encuentros si ocurran y para aumentar la aceptabilidad social de restringir el movimiento de perros domésticos. 

 


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El fundador de Hemisferio Sustentable, Nicolás Arriagada, estuvo a cargo de uno de los dos talleres que abrieron la jornada. 

 

El encuentro es el primero presencial luego de variadas reuniones que solo se han podido desarrollar de manera virtual a raíz de la pandemia.

Con las manos en la huerta y en la cocina, este miércoles 1 de diciembre se desarrolló el primer encuentro presencial de la Red de Huertas Educativas de La Araucanía, RHUEDA, en la Huerta Agroecológica El Boldo y con el apoyo de la Fundación Ibañez Atkinson. Durante el encuentro huerteros y huerteras de la región, que hasta el momento solo habían tenido la oportunidad de conocerse a través de la virtualidad, intercambiaron semillas, conocimientos y experiencias.

 

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La agrónoma, Isidora Huici, cocreadora de la empresa AndiSoil,
desarrolló uno de los dos talleres que abrieron la mañana
con técnicas sobre cultivo agroecológico. 

 

Talleres de suelo y cocina

La cita comenzó a las 10 de la mañana en la Huerta que se encuentra dentro del Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable, CIDS Michel Durand Q., con dos talleres que buscaron entregar conocimientos técnicos sobre las características del suelo. De esta manera, los talleres estuvieron presididos por la agrónoma y cocreadora de AndiSoil, Isidora Huici, y el director fundador de Hemisferio Sustentable, Nicolás Arriagada.

Según explica la ingeniera agrónoma y encargada de la Huerta Agroecológica El Boldo, Claudia Ríos,estos talleres buscan también entregar una visión crítica sobre nuestra alimentación. “Cómo vamos mejorando la alimentación y caminando hacia la soberanía alimentaria”, señala la profesional que desarrolló este encuentro junto a la postdoctorado e investigadora del Centro UC de Desarrollo Local (Cedel UC), Constanza Monterrubio, y el coordinador de Educación para el Desarrollo Sustentable del Centro, Pedro Smith.

 

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El taller desarrollado por Alejandra Aillapan contempló la
utilización de los vegetales que se encuentran
en la Huerta Agroecológica El Boldo.

 

“Por lo mismo, al final del encuentro tuvimos un intercambio de semillas, porque lo que se busca en esta huerta es ser más independientes de alimentos que vienen del uso de combustibles fósiles, por ejemplo”, continúa Claudia Ríos. Es por ello, también, por lo que la mañana cerró con un taller de cocina dictado por Alejandra Aillapan, de la empresa Kaniru, en una actividad donde se trabajó con alimentos locales y de la misma huerta donde se desarrolló el encuentro.

 

Inventando la RHUEDA

La Red de Huertas Educativas de La Araucanía es una instancia que se pensó desde la experiencia vivida con el encuentro internacional de la Red Internacional de Huertas Educativas (RIHE) en 2019 (y que puedes revivir aquí), el que fue presidido por el Centro UC de Desarrollo Local, Cedel UC, en el CIDS Michel Durand Q., donde se congregaron exponentes de toda Latinoamérica. “Como parte de eso, también vimos la necesidad de que exista una red a nivel regional”, recuerda sobre el encuentro, Constanza Monterrubio.

“A partir de ahí convocamos a actores sociales, a profesores, a gente que tiene algún tipo de certificación ambiental en establecimientos educativos, y cualquier persona interesada en las huertas y su potencial pedagógico, educativo y potenciador para poder formar esta red”, agrega.

Pero la participación del Cedel UC y de los tres principales gestores de la Red no pasa por presidir este espacio, si no que por convertirse en un nodo más de este gran entramado.

“Nace esta instancia desde el Cedel UC, junto a la Fundación Ibañez Atkinson, pensando en ser un nodo más dentro de lo que es esta Red”, explica por su parte Claudia Ríos, “somos los convocantes, pero siempre buscando potenciar distintos nodos en la región. Y en ese ejercicio buscamos a actores que tuvieran huertas productivas, pero que tuvieran el potencial y quisieran ser huertas educativas”.

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El encuentro contó principalmente con la participación de profesores
y profesoras de la región, pero también con personas que tuvieran la motivación
y las ganas de formar una huerta educativa en sus espacios.
 

 

RHUEDA hacia el 2022

Al final de la jornada, y tras un almuerzo compartido donde los alimentos fueron producidos durante el taller con Alejandra Alliapan, el encuentro también se enfocó en consolidar las bases de acción de cara al próximo año, donde la Red espera continuar creciendo y extendiendo su alcance a más zonas del Wallmapu.

A través de una dinámica denominada “la juguera”, los y las participantes intercambiaron visiones sobre diversos temas relacionados a la naturaleza, agrupados en parejas que iban intercalándose entre sí.

 

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Al mediodía se desarrolló un almuerzo en conjunto con los y las
participantes en la sala Sabores y Saberes y del Museo Interactivo
Regional de Agroecología y Sustentabilidad, MIRAS La Araucanía

Esta instancia sirvió para hacer fluir las ideas que se retroalimentaron más adelante para proponer acciones a concretar en 2022. “Generamos una pequeña planificación de actividades claves para el próximo año, que tienen que ver con estar comunicados, aprovechando las tecnologías disponibles”, explica Pedro Smith.

Así, se llegaron a diversos acuerdos respecto a las acciones específicas que se tomarán durante los próximos doce meses, entre las que se cuentan encuentros periódicos y comunitarios e iniciativas de acompañamiento para personas que estén iniciando sus huertas y que deseen sumarse a esta Red.

“Surgió la idea de encuentros mensuales en diferentes huertas de la región, donde poder intercambiar saberes, donde poder involucrar a diferentes personas que se integren a RHUEDA”, explica el coordinador de Educación para el Desarrollo Sustentable, entre otras iniciativas como trafkintus, celebraciones familiares y confección de material educativo.

De esta manera, el 2022 espera ser un año donde la RHUEDA se consolide y poco a poco vaya integrando a más personas a una Red que busca posicionarse regionalmente como una instancia nutritiva de encuentros, no solo para la tierra y sus plantas, si no que también para el espíritu de las personas que participan de ella.

Realizado el 3, 4 y 5 de noviembre, el encuentro convocó a actores del mundo de la educación de Latinoamérica, con el fin de contrastar experiencias y discutir metodologías.

Positivas conclusiones dejó el encuentro anual 2021 “Tiempos de Crisis: Lo aprendido, acciones imprescindibles y retos”, realizado por la Red Latinoamericana de Convivencia Escolar (RLCE), grupo que integra el programa Valoras UC ejecutado desde el Centro UC de Desarrollo Local y de la Escuela de Psicología UC.

La convocatoria de este seminario tuvo un público activo y muy participativo, que interactuó con entusiasmo con las relatoras, quienes con su cercanía hicieron más fácil y entretenida la comprensión de los contenidos de sus exposiciones. Así, profesionales del equipo de Valoras UC, desarrollaron dos de los talleres que se impartieron.

El primero, fue desarrollado por la directora del programa Valoras UC, Isidora Mena, y se tituló “Instancias imprescindibles para hacer real el sueño, lo socioemocional en la escuela”, oportunidad en la que se instaló la preocupación por un espacio de desarrollo de lo socioemocional tanto en la formación de pedagogos, como en su ejercicio profesional.

“No hay formación inicial docente en el desarrollo socioemocional”, señala al respecto la Psicóloga y Doctora en Ciencias de la Educación, “ni en metodologías pedagógicas que lo incluyan o en cómo formarlo en los estudiantes. Tampoco hay espacios curriculares, ni programas para desarrollar la socioemocionalidad”.

Con esto en mente, el taller estuvo enfocado en contrastar las propias realidades de las y los asistentes e identificar qué se ve necesario institucionalizar, de manera de lograr un trabajo efectivo y eficiente en el desarrollo socioemocional de las comunidades educativas. Asimismo, se relevó el rol de los directivos dentro de esta misión.

“De ellos depende que se generen las condiciones para incorporar institucionalmente lo socioemocional a nivel del profesorado y alumnado. Hay una crítica importante respecto de la poca comprensión que tienen los directivos del fenómeno y el desafío de la convivencia y lo socioemocional”, agrega Mena.

Por otra parte, el taller “Cuentos que estrechan vínculos fue desarrollado por las psicólogas infanto-juveniles del Programa Valoras UC, Oriana Cifuentes y Soledad López de Lérida, quienes con dinamismo y simpatía, expusieron sobre la alfabetización emocional y la construcción de climas escolares nutritivos a través de la lectura, incluyendo bibliografía que abordan estos temas.

Además, promovieron la creación de talleres de lectura compartida de cuentos, incentivando el desarrollo de competencias socioemocionales en las hijas, hijos y estudiantes, reflexionando sobre sus aportes específicos a la comprensión social, la valorización de la diversidad y la multiculturalidad.

Puedes revivir el encuentro y revisar las experiencias compartidas desde Latinoamérica, aquí: https://bit.ly/3FNUXLu.

 

Ubicado en el estacionamiento del Campus Villarrica, quienes formen parte de la Comunidad UC podrán depositar su aceite vegetal usado en un depósito que busca reciclar estos deshechos.

El Campus Villarrica de la UC dispuso un recolector de aceite usado vegetal para que miembros de su comunidad tengan la opción de reciclar sus deshechos, una iniciativa que busca aportar a la reducción de residuos nocivos para el medio ambiente.

 

Hacia un Campus Sustentable

Según cuenta el jefe Administrativo e Infraestructura del Campus, Jaime Castillo, la iniciativa surgió en conjunto con la Dirección de Sustentabilidad de la UC. “Durante una reunión que buscaba fortalecer iniciativas de sustentabilidad en el Campus Villarrica (…), el director de Operaciones de la Dirección de Sustentabilidad UC, Alfredo González, nos comentó esta posibilidad”.

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El contenedor es una suerte de caja metálica ubicada
en el estacionamiento del Campus Villarrica de la UC. Impresas
sobre él, se encuentran las instrucciones de uso de esta alternativa. 

Esta acción se suma a otras desarrolladas por el Campus Villarrica en conjunto con el Centro UC de Desarrollo Local, tales como la instalación de un punto verde, la conversión de la iluminación a sistema de iluminación LED, así como campañas de retiro de residuos eléctricos y electrónicos, entre otros.

Acciones como esta generan un aporte importante en el reciclaje de deshechos nocivos para el medio ambiente, sobre todo cuando hablamos del aceite vegetal usado. “El aceite vertido a los desagües es un contaminador silencioso de los ecosistemas”, explica por su parte la directora de la Dirección de Sustentabilidad, Maryon Urbina, “los aceites pueden terminar en ríos, lagos y océanos afectando la vida que ahí habita”.

Se estima que un litro de aceite usado desechado puede contaminar hasta mil litros de agua.  “Además de eso, los aceites unidos a detergentes y jabones pueden provocar ‘bolas de grasa’ que pueden generar atascos y problemas en las redes de alcantarillado”.

 

Cómo funciona

El recolector de aceite es un contenedor metálico que se encuentra ubicado en el estacionamiento interior del edificio principal del Campus Villarrica, edificio monseñor Paul Wevering. Allí, la Comunidad UC puede hacer depósito de su aceite vegetal usado, el que debe ser llevado dentro de botellas plásticas que deben estar bien cerradas.

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Estudiantes, académicos y funcionarios pueden hacer uso de este
contenedor para depositar su aceite vegetal usado, el quedebe venir guardado
en botellas plásticas que se encuentren debidamente selladas.

“Una vez que se completa la capacidad del contenedor nos contactamos con el operador, Rendering”, señala Jaime Castillo respecto al funcionamiento logístico de este punto de reciclaje, “esta empresa retira el estanque del contenedor para reponerlo por uno vacío”.

Rendering es una empresa de reciclaje de aceite con 15 años de experiencia en el rubro, convirtiéndose hoy en el servicio de reciclaje de estos deshechos más grande del país, con presencia en todo el territorio, incluyendo a la UC y sus campus. Es por ello que la iniciativa es celebrada por la Dirección de Sustentabilidad en la misión que se ha puesto la Universidad de avanzar hacia la cero producción de basura.

Hasta 2020, la Pontificia Universidad Católica de Chile gestionaba el reciclaje de más de mil 500 litros de aceite proveniente de los casinos y, con iniciativas como esta, las opciones de reciclaje están cada vez más cerca de la Comunidad UC en todos sus estamentos.

“En ese sentido, considerar el aceite de cocina como un recurso que puede servir para otros procesos en vez de ser tirado a los alcantarillados, es un gran avance”, sentencia Maryon Urbina.