Hasta el Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable, CIDS, Michel Durand Q. llegaron las huerteras y huerteros que participaron el pasado 30 de abril del Encuentro en la Huerta organizado por los investigadores del Cedel UC, Tomás Ibarra, Josefina Cortés, Guadalupe Barrera y Francisca Santana.
La actividad reunió a participantes de Curarrehue, Pucón, Villarrica y de toda la zona lacustre, en torno a la agroecología y el cuidado de la tierra, en una instancia que buscó retribuir el aporte de las huerteras y huerteros en el desarrollo de este campo a través de la práctica de las huertas familiares.
El Encuentro incluyó un taller de Sabores y Saberes que se realizó en la Huerta Agroecológica El Boldo, instancia a partir de la cual se obtuvieron los alimentos que más tarde se compartieron en conjunto durante el almuerzo.
Una retribución a la comunidad
Según señala una de las organizadoras del Encuentro, la socióloga Josefina Cortés, la práctica de las huertas familiares realiza un aporte fundamental en el desarrollo de investigaciones relacionadas al cuidado de las semillas y la agrobiodiversidad.
“[En el Encuentro] participaron huerteras y huerteros que nos han abierto sus puertas desde hace cinco temporadas para recorrer sus huertas, conocimientos y memorias”, indica.
Actualmente, Guadalupe Barrera y Cortés se encuentran realizando su tesis de doctorado en redes de intercambio y su tesis de magíster sobre el conocimiento agroecológico, respectivamente.
“Me he apoyado de su experiencia en la cuenca del Lago Mallolafquén para graficar la red que se conforma a partir sus relaciones”, señala Barrera respecto a su tesis. “Esta red moviliza la agrobiodiversidad y el conocimiento que sostiene a la práctica de la agricultura en este territorio”.
Para Guadalupe Barrera, investigadora que ha enfocado su tesis de doctorado en las redes de intercambio (a la derecha), estas instancias son clave en el fortalecimiento de la práctica de la agricultura. "Esta red moviliza la agrobiodiversidad", asegura.
Refugios bioculturales
En abril de este año, el académico UC e investigador del Cedel UC, Tomás Ibarra, lideró la organización de dos conversatorios que buscaron abordar el conocimiento local para enfrentar el cambio climático.
En esta oportunidad, las investigadoras aseguran que este encuentro también busca potenciar el rol que cumplen las huerteras a la adaptación del cambio climático en sus territorios. “Las huertas familiares están en constante adaptación a cambios y crisis socio-ambientales”, explica Cortés.
“La escasez de agua, crisis climática, erosión del conocimiento local, crisis sanitaria, violencia de género, transporte y conectividad, son algunas de las preocupaciones actuales que tienen las huerteras (…) las huertas familiares son verdaderos refugios bioculturales que permiten hacer frente a estos desafíos, al promover altos niveles de biodiversidad e intercambio”.
El segundo taller realizado durante el encuentro, fue el de Manejo Agroecológico y Salud del Suelo, una instancia de aprendizaje donde se detallaron aspectos fundamentales de la nutrición del suelo. En la imagen se ve también a la investigadora del Cedel UC, la geógrafa Francisca Santana, trabajando junto a las huerteras.
“Los sistemas agrícolas, como sistemas socio-ecológicos, son vulnerables a los cambios globales y experimentan constantes procesos de adaptación, transformación y aprendizaje”, complementa por su parte Barrera. “Comprender cómo las comunidades agrícolas afrontan estos cambios y aprenden de ellos, es necesario para fortalecer la resiliencia de los sistemas que las sustentan”.
El intercambio de conocimientos en estos contextos, se vuelve por lo tanto clave para la subsistencia de estos espacios, un valor que reconocen las huerteras y huerteros. “El Encuentro es también la necesidad de dar respuesta a la inquietud de las huerteras y huerteros, manifestada durante esta temporada, de contar con instancias para conectarse, dialogar y aprender en conjunto sobre la agrobiodiversidad, el manejo agroecológico y la transformación de los productos de la huerta”, señala la investigadora.
Como una forma de reforzar el tejido social, las huerteras compartieron un almuerzo cocinado durante uno de los talleres a partir de alimentos orgánicos y frescos, y donde se utilizó, también, verduras de la Huerta Agroecológica El Boldo.
Encuentro en la Huerta
El Encuentro se dividió en dos grandes momentos: un primer momento donde durante la mañana las huerteras se reunieron para conocerse y para dar un recorrido por el Museo Interactivo Regional de Agroecología y Sustentabilidad, MIRAS Araucanía, además de participar en dos talleres: un taller de Manejo Agroecológico y Salud del Suelo y un taller de Sabores y Saberes de la Huerta.
De estas actividades surgieron, además, los alimentos que más tarde compartieron las huerteras durante la hora de almuerzo, en una comida que se realizó en el hall del CIDS, Michel Durand Q. con alimentos orgánicos y frescos, presentando preparaciones como una salsa de murta o una ensalada de lentejas.
Luego, durante la tarde las huerteras se instalaron en el hall del edificio para un intercambio de semillas y saberes que se realizó a partir de los productos que cada una tenía para ofrecer.
Finalmente, la jornada finalizó con la entrega de reconocimientos a algunas de las huerteras por su rol y aportes al conocimiento científico y a la agroecología. “Las huertas familiares son espacios multripropósito con diversos usos: alimenticio, medicinal, ornamental, artístico, identitario, espirituales, entre otros”, explica Cortés.
El encuentro cerró la jornada con un intercambio de semillas, donde los y las participantes intercambiaron semillas, artesanías, mermeladas, conservas, entre otro tipo de objetos producidos por las mismas huerteras.
“Todos los días se aprende algo nuevo”
Una de las huerteras que participó del Encuentro, Miriam Muñoz de Huepil, una aldea cercana al Lago Carbugua, agradeció la oportunidad para intercambiar experiencias con personas que “también se preocupan de conservar la gran diversidad de semillas orgánicas que tenemos en la región”.
“Todos los días se aprende algo nuevo (…) y debemos ser generosos al entregar nuestros conocimientos a las personas”, señaló, manifestando su deseo de llegar a más personas con este tipo de iniciativas “para que aprendan a cultivar sus hortalizas libres de contaminación química”.
A este deseo se suma, asimismo, Yuvixa Barrera, otra de las participantes que reconoce también la importancia que tienen las huertas familiares para los territorios, “dando a conocer la importancia y necesidad de las huertas familiares para el futuro”.
Para Silvia Navarro, huertera de la zona rural de Curarrehue y kimche de su comunidad, el Encuentro es también un halo de luz en la consolidación de estas prácticas. “Mi sensación es de satisfacción y esperanza al ver que el conocimiento y las prácticas están latentes en las personas que aman la tierra y entregan a ella sus semillas con esperanza, equilibrio y armonía para con los espacios naturales en los que habitan, creando conciencia y multiplicando sabiduría, soberanía y sociabilidad humana”.
Miriam Muñoz es huertera de la zona de Huepil, una localidad cercana al Lago Carburgua. Desde este lugar se movilizó para llegar al CIDS, Michel Durand Q. a un encuentro que, según señala, fue un espacio para conservar la "gran diversidad de semillas que tenemos en la región".
Participa en nuestro próximo intercambio de Semillas y Saberes
La coordinadora General del MIRAS Araucanía, Claudia Ríos, quien invitó a las huerteras y huerteros en un recorrido por el Museo, destacó el valor de estos aprendizajes y experiencias en un mundo en constante cambio.
“Conversamos sobre el suelo vivo y la importancia del cuidado de este en un escenario de crisis hídrica y cambio climático, porque mantener un suelo vivo ayuda tanto a fijar carbono, como a mantener el agua dentro del sistema huerta”.
Es por ello, que este próximo 24 de mayo, el Cedel UC y el MIRAS Araucanía, junto a la Fundación Ibañez Atkinson, se realizará en la Huerta Agroecológica El Boldo, del CIDS, Michel Durand Q. en Villarrica, un intercambio de semillas y saberes abierto a todo el público.
La invitación es a acercarte con semillas, plantas, conservas, artesanías o alimentos, entre otros productos que menciona la agrónoma, destacando que siempre deben ser de producción propia. “Es una experiencia muy enriquecedora donde se aprende de otros y es así como vamos fijando conocimiento para aplicar luego en nuestros espacios”.
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