Esta iniciativa que nace en el Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural, RIMISP, y que es apoyada por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá, se enfoca en los sistemas agroalimentarios de México, Guatemala, Colombia, Ecuador y Chile, para comprender cómo el coronavirus ha afectado a la agricultura familiar y la seguridad alimentaria en los territorios urbano-rurales de América Latina y poder avanzar hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles, inclusivos y resilientes.
La importancia de la agricultura familiar radica en el papel que juega en el suministro de alimentos y en la lucha contra una posible crisis alimentaria, pero también en la transición hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles. Por ello, el proyecto busca generar evidencia, con enfoque de género, sobre los efectos que la pandemia puede generar en el sector, enfocándose en las necesidades de los pequeños y medianos agricultores familiares e identificando mecanismos que permitan superar los obstáculos que enfrentan en su participación en el sistema agroalimentario.
En respuesta a la urgencia de la crisis y su potencial impacto socio-económico, la propuesta también pretende lograr un mayor entendimiento sobre los efectos en la seguridad alimentaria y la nutrición de los hogares, en especial de aquellos más vulnerables.
En base a esta evidencia, se busca promover procesos de diálogo sobre políticas públicas, impulsar cambios institucionales y de políticas para fortalecer la participación de la agricultura familiar en los sistemas agroalimentarios, avanzar hacia sistemas más sostenibles e inclusivos, y proteger el consumo y la seguridad alimentaria de los sectores urbanos y rurales más vulnerables de la población, con especial atención a las mujeres.
En Chile la iniciativa fue desarrollada en las regiones de La Araucanía y Los Lagos, y ejecutada por la Pontificia Universidad Católica de Chile a través de su Centro UC de Desarrollo Local.
Este proyecto es parte de la iniciativa CORE que agrupa a 21 iniciativas en 42 países del mundo que buscan comprender los impactos socioeconómicos de la pandemia, mejorar las respuestas existentes y generar mejores opciones de políticas para la recuperación.