Un programa de formación en una de las regiones rurales más pobres y densamente pobladas de Chile saca provecho de los conocimientos de los indígenas con miras a utilizar la ciencia y la educación para el desarrollo sostenible (EDS) en el mejoramiento de las condiciones de vida y responde al Programa de Educación para la Sustentabilidad, una de las cuatro líneas de trabajo del Centro UC de Desarrollo Local.
El programa Experimento en la Araucanía figuró entre los nominados al Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) en su edición de 2019, que recompensa proyectos sobresalientes como parte del trabajo más amplio de la UNESCO en el ámbito de la EDS.
El programa, que comenzó en 2013 y recibe el respaldo de la empresa Siemens Stiftung, ha sido desarrollado por el Centro para el Desarrollo Local (CEDEL-UC), que forma parte de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Campus Villarrica. Su objetivo principal es utilizar a la ciencia en favor del bien común y hacerla más pertinente en la región.
Martin Bascopé, director del proyecto, afirmó: “Somos el único campus regional en una gran universidad y nuestra sede se encuentra en una ciudad de 60.000 personas en el territorio mapuche. Esta región no solo es una de las más pobres de Chile, sino que tiene la mayor concentración de indígenas que viven de la silvicultura, la ganadería, la agricultura y, en menor medida, del turismo”.
“Los pueblos indígenas deben hacer frente a desafíos en el ámbito cultural y medioambiental, sin que, a menudo, se den cuenta de la riqueza de sus conocimientos en materia de sostenibilidad. Estamos trabajando con el fin de preservar y mantener estos conocimientos y con miras a facilitar los intercambios con los científicos, docentes y estudiantes.”
El programa, que se ha puesto en marcha en 24 comunas y dispone de 194 escuelas, 421 docentes y unos 12,100 alumnos, posee tres pilares principales: ofrecer oportunidades educativas en el terreno para construir las instituciones del cambio; proporcionar una educación transformadora y transdisciplinaria sirviéndose de las fuentes de conocimiento no tradicionales y las prácticas tradicionales de cada territorio; y crear un aprendizaje orientado hacia los valores.
El Campus Villarrica de la UC propone dos programas de formación de profesores (Pedagogía en Educación General Básica y Pedagogía en Educación Parvularia), y dispone de dos centros de investigaciones: el Centro de Desarrollo Local (CEDEL-UC) y el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR).
Formar a los docentes en materia de sostenibilidad
“Formamos a los docentes para que puedan instruir a su vez a los alumnos de preescolar y primaria, no solo en el aprendizaje de las ciencias, la tecnología o las matemáticas solo porque si, sino también en aras de fomentar los valores de sostenibilidad, justicia social y medioambiental, solidaridad y empatía", afirmó Bascopé.
Los docentes no solo pueden interactuar personalmente con los científicos, sino que también aprenden a desarrollar proyectos con los niños, a recaudar fondos y mejorar las infraestructuras escolares. El programa ha establecido también un diploma de capacitación en cursos de formación docente en EDS.
Las comunidades indígenas han sido integradas de manera holística en el programa, que a su vez incita a los niños a explorar el mundo exterior para aprender directamente de la naturaleza.
“Los padres o los abuelos de muchos de los niños son indígenas y recurrimos al conocimiento de estos cada vez que resulta posible. Podemos llamar, por ejemplo, a una abuela conocedora de las cosechas y de cómo almacenar las semillas o podemos organizar una caminata guiada a través del bosque con el objetivo de observar el comportamiento de las aves”, afirmó Martin.
“Estamos construyendo puentes no solo entre la ciencia y el conocimiento indígena, sino también entre los docentes y las investigaciones novedosas. Muchos docentes han expresado su confianza creciente en sus capacidades científicas como resultado de la alianza con los científicos gracias al programa”, añadió. "Además, creamos recientemente un sitio web con recursos educativos gratuitos con miras a promover este tipo de experiencias.”
El programa proporciona diversas oportunidades de capacitación gratuitas que incluyen un seguimiento constante por parte de las escuelas, así como de metodologías y materiales pedagógicos adaptados a cada proyecto.
Por ejemplo, en la escuela Pedro Aguirre Cerda, en Ranquilco Bajo, una localidad rural de la región de la Araucanía, los niños en edad preescolar estudian las ciencias mediante un método basado en la investigación que incluye el trabajo con hierbas, plantas y árboles. Este trabajo se basa en la sabiduría de la Machi Ubelinda Llancaleo, de la comunidad Mapuche Madihue. Sirviéndose de métodos básicos de recolección científica, los niños cultivaron y recolectaron diferentes variedades de hierbas, hojas y cortezas de árboles y aprendieron acerca de su uso medicinal. Los niños han incorporado estos conocimientos en la vida cotidiana, vinculando la ciencia, el medio ambiente y la cosmovisión Mapuche.
En 2017, se estableció la Alianza del Pacífico para la Educación STEM, en la que participan asociados de México, Perú, Colombia, Alemania y Chile y, desde 2018, la universidad trabaja con miras a validar y transferir las metodologías y adaptaciones a los demás países. "Su objetivo fundamental es crear alianzas territoriales multisectoriales para promover y mejorar el cambio en los sistemas educativos en favor de la sostenibilidad", afirmó Martin al referirse a esta alianza.
Creación de nuevos espacios de enseñanza
De cara al futuro, el programa acaba de inaugurar un nuevo complejo que posee un amplio auditorio y aulas para los programas de licenciatura del campus en materia de desarrollo sostenible.
“Esperamos que este modesto campus en América del Sur se convierta en un núcleo central en cuanto a experiencias relativas a la sostenibilidad que pueden compartirse a través de todo el continente y fuera de este. Acabamos de celebrar nuestra primera conferencia, en la que participaron nueve países y 100 docentes y directores.”
“También estamos interesados en recopilar datos de manera adecuada, sobre todo en lo relativo al trabajo que se realiza en la región en materia de educación para la sostenibilidad", afirmó.
Para evaluar el progreso de los alumnos, se desarrolló un juego a partir de una tableta basado en indicadores que permiten evaluar el control de los impulsos, la flexibilidad cognitiva y la memoria de trabajo. El objetivo de este tipo de evaluación es mejorar las funciones ejecutivas de los niños que han tenido la oportunidad de participar en los proyectos de investigación en el terreno.
“Además de utilizar estos indicadores a partir de las tabletas, nos interesa aún más evaluar el placer, la empatía, la responsabilidad y la sensibilidad de los alumnos en relación con la naturaleza. Para motivarlos, en vez generar en ellos un estado de ansiedad con respecto al futuro del planeta, queremos que construyan algo por sí solos que implique un desafío en particular. Podría tratarse de un producto basado en una actividad artística o científica, cualquier cosa que los induzca a actuar. ¡Hemos tenido incluso niños de cinco años que han presentado el fruto de sus investigaciones”, afirmó Martin.
La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) empodera a las personas con conocimientos, habilidades, valores y comportamientos necesarios para pensar y actuar en aras de un futuro sostenible. Además, incluye temas de desarrollo sostenible como el cambio climático y la biodiversidad en la enseñanza y el aprendizaje. La UNESCO promueve e implementa el desarrollo sostenible en todos los niveles y contextos sociales, haciendo particular hincapié en la importancia de las comunidades y en sacar provecho de los conocimientos indígenas y locales.